Los seres humanos somos progresistas. Estamos diseñados para la evolución y el crecimiento. Por eso vale la pena revisar estos cuatro pasos del libro UN GRITO DESESPERADO:
PRIMER PASO: ESTUDIA EL UNIVERSO DISPAR.
Nos movemos en un cosmos de ideas siempre iguales; repetitivas. Inmersos en la abundancia, no la percibimos porque no la vemos. Para crecer hay que atrevernos a voltear a otros horizontes. Acercarnos a nuevos conceptos: leer, escuchar cátedras, estudiar, investigar. ¡Descubre que hay un universo de ideas diferentes a las tuyas! Si no accedes a conceptos más sabios, jamás serás una mejor persona.
SEGUNDO PASO: CRUZA EL PUENTE.
Imagina que te hallas al borde de una montaña árida, justo en el punto en que, si das un paso más, caerás al precipicio. Frente a ti, hay otro monte con verdes prados; puedes verlo, pero no cruzar. Necesitas un puente. ¿De qué te serviría leer enciclopedias completas o terminar varios postgrados si eres incapaz de aplicar lo que sabes? Mucha gente «ve» el monte de la sabiduría (incluso lo ha estudiado) y aunque conoce los secretos para una vida plena, no los vive. No puede. Debe cruzar el puente de la humildad. Para acceder a él, no pierdas el tiempo criticando o buscando los defectos ajenos. No seas como el necio que se cree superior al que está narrando una historia sólo porque ya la ha oído antes y se adelanta ufano contando el final. Nunca pienses “es obvio”, “eso yo ya lo sabía”, “no es nada nuevo para mí”. Abre tu mente, sé una persona sencilla de corazón, doblega tu orgullo y avanza sobre el único puente que te permitirá aplicar lo que aprendiste.
TERCER PASO: TRADUCE.
Lo que alguien más escribió o expuso, lo hizo en su propio lenguaje, con su filtro muy personal de emociones y conocimientos. Ahora, esa sabiduría ha llegado a ti. Tienes la humildad para recogerla, pero no es tuya; es de otro. Ha llegado el momento de traducirla a tu propio idioma. Entabla pláticas a puerta cerrada contigo mismo; medita y haz que los conceptos aprendidos te generen conclusiones propias; ponte de acuerdo contigo respecto a cómo llevarás a la práctica tus nuevas verdades. Practica otras formas. Persevera hasta que adquieras mejores rutinas y la esencia renovada de tu persona se erija sobre tus viejos hábitos.
CUARTO PASO: EXPRÉSATE.
Tienes conocimientos, humildad para vivirlos y conclusiones propias aplicables. Ahora comparte todo eso con los demás. No temas decir algo que ya se ha dicho. Tu manera de comunicarte puede ser, para muchos, más poderosa y reveladora que las que conocieron anteriormente. Habla, escribe, dicta cursos, conviértete en pregonero de la sabiduría que has logrado asimilar. Para que las verdades transformen, su poseedor debe cerrar el círculo de compartirlas. Es una especie de broche de oro. El agua que no se comparte se ensucia y descompone. La mejor forma para comprometerte con una gran creencia, es convirtiéndote en su promotor.
Añadir valor a uno mismo se llama «éxito».
Añadir valor a los demás, se llama «trascendencia».
Usa estos cuatro pasos para tener éxito, pero sobre todo, para trascender.
Es tu gozo. Es tu misión.