Hoy está de moda el maltrato emocional o psicológico: críticas, amenazas, insultos, gritos, comentarios despectivos, silencio prolongado, encierros, humillaciones, burlas o daño a mascotas o personas que la víctima ama.
El mundo está lleno de maltratadores emocionales.
Amigo; amiga: ¡no te dejes maltratar! Enséñales a tus hijos a que no se dejen maltratar.
Mi libro Mientras respire es un llamado de alerta urgente al respecto. En él comparto LAS CINCO SEÑALES DE PELIGRO que nos indican cuando alguien es propenso a ser “maltratable”. Éstas son. Revísalas para ti y para tus seres queridos:
1. ¿Abrazas el lema de “llevar la fiesta en paz”, y prefieres evitar los problemas?
¡Cuidado! Ser pacifista en extremo te hará “maltratable”. Por eso aprende a enojarte. Sí. Enójate y demuéstralo cuando alguien te moleste. Protesta cara a cara; pon un alto; atrévete a discutir o a mantener periodos de enfado aún con amigos y familiares. Si es necesario, quéjate con alguien de mayor jerarquía, pero no con gritos o rabietas, sino con argumentos razonables.
2. ¿Te cuesta trabajo discutir o verbalizar?
¡Cuidado! Si eres de pocas palabras o de voz débil, serás “maltratable”. Para evitarlo practica la oratoria y la declamación, aprende a articular con claridad y fuerza; ¡al hablar, usar un volumen más alto del normal! Imparte clases, graba tus intervenciones y escúchalas en tono crítico para detectar titubeos, muletillas, dicción insegura ¡y corrige!
3. ¿Cedes ante la presión?
¡Cuidado! Si agachas la cabeza frente a gritos, regaños y críticas de prepotentes serás “maltratable”. Aprende a relajarte, y no te dejes intimidar. Dale a entender a los autoritarios que se equivocan contigo; deja bien claro que no podrán aplastarte. De forma elegante llévale la contra a quien quiera obligarte a algo que no deseas.
4. ¿Sientes vergüenza o culpa por errores o características diferentes?
¡Cuidado! Si te afecta que alguien remarque tus defectos serás “maltratable”. Para evitarlo, de una vez por todas, ¡acéptate como eres! Asimila y convéncete de que la combinación de nuestras caídas (y aprendizaje) del pasado, con las particularidades de tu cuerpo y carácter, te convierten en alguien especial e irrepetible, y no importa lo que otros opinen: hay belleza, bondad y virtud en ti.
5. ¿Sientes el deber de resolver problemas ajenos?
¡Cuidado! Si te importa más el bienestar de otros que el tuyo serás “maltratable”. Para dar, hay que tener. Deja que las demás personas sufran las consecuencias de sus errores y no trates de arreglarles la vida o sacrificarnos siempre por ellos.
Te invito a profundizar este tema que desarrollo en mi libro Mientras respire, porque el maltrato psicológico se convierte en prisión mental. Y tú no puedes vivir con ataduras. Jamás lo olvides: tu mayor responsabilidad en esta tierra es aprender a ser feliz.